Pandemic and Mental Health
Lic. Pedro Bilyk
Licenciado en Psicología
Coordinador y Jefe de Psicología del Centro de Excelencia Para la Atención de las Quemaduras (CEPAQ) – Fundación Benaim / Hospital Alemán – CABA – Argentina
Vicepresidente de la Fundación del Quemado Fortunato Benaim
E-mail: cepaq2000@yahoo.com.ar
La INCERTIDUMBRE es la única certeza que existe y aprender
y saber cómo vivir con inseguridad es la única SEGURIDAD
(Santiago Kovadlof – filósofo)
La Dra. Priscilla Alcócer, cuando comenzó la coordinación de la guía, coincidió conmigo en la necesidad de incluir el tema de la Salud Mental entre los distintos temas propuestos.
Ya que su inclusión en la mirada sanitaria no suele priorizarse y más aun cuándo fue la estructura hospitalaria y el recurso humano la prioridad manifiesta en la emergencia.
Por eso nos referiremos a aspectos generales de la salud mental puesta en jaque en general en la batalla contra el virus, más allá del daño particular que se sufre también en el ámbito de la atención de quemaduras (pacientes, profesionales, familiares, etc.)
Y por lo tanto, también solo podremos enunciar, sin poder profundizar en un trabajo de estas características, en definitiva, sintetizando, la extensión y gravedad que nuestra tarea asistencial, y las investigaciones realizadas nos muestran acerca de los efectos psíquicos del peligro de la enfermedad, y los provocados por las medidas sanitarias adoptadas, desde el lugar que cada uno ocupa en la constelación poblacional.
La humanidad se encuentra hoy asolada desde hace 11 meses planetariamente por el COVID 19, una enfermedad infecciosa causada por el nuevo coronavirus 2 del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS-CoV2), que ha determinado una profunda crisis socioeconómica.
Una pandemia global, con una alta transmisibilidad, con una tasa de letalidad superior al 1% y sin ninguna terapia antiviral o vacuna efectiva.
Y en la cual el eje de su intento de control ha sido la contención a través del aislamiento parcial y/o total de las poblaciones. Con diversos modelos en cada país y con distintos grados de éxitos y fracasos.
El término “pandemia” con su grado de abstracción……tiene nombres y apellidos……:
“… más de 29.127.436 millones de casos, más de 925.749 muertos y
Millones sumergidos en el miedo y en la incertidumbre.”…
(14/09/2020 JOHNS HOPKINS HOSPITAL)
“… Pero ahora sentimos que no podemos más, que nos vamos quedando solos, que nos están dejando encerrados
en las Unidades de Terapia Intensiva con nuestros equipos de protección y con nuestros pacientes, alentándonos entre nosotros…”
Carta Abierta de Médicos de Terapia Intensiva ( 31/8/2020 – Buenos Aires)
Recurriendo como lo señaló recientemente el Director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) … “que la ciencia del comportamiento social, es crucial para ayudar a las personas a tomar las mejores decisiones para su salud.” (OMS mayo 2020)
Un encuentro de varias disciplinas que estudian la mente, la conducta, incluidas la psicología, las neurocienciascognitivas y la economía del comportamiento entre otras.
No olvidemos que, en los primeros meses, y aun hoy salvo en algunos países, y tampoco en el nuestro, sólo asesoraron los epidemiólogos a las autoridades.
Donde en el fenómeno de los efectos de las cuarentenas, especialmente las prolongadas hubiéramos atenuado los efectos negativos en juego,
Cuando, aún más, en medio de la pandemia del COVID 19 una gran cantidad de falacias lógicas han interferido con la comprensión de la comunicación basada en la evidencia. Recorriendo así las redes sociales múltiples conceptos falsos sin control, distorsionando el imaginario colectivo.
La intervención de las ciencias del comportamiento en el análisis de estos fenómenos, podrían lograr una mayor adhesión a las medidas de protección propuestas y a una disminución de los cuadros de depresión, angustia, confusión, hostilidad. Y fundamentalmente una menor trasgresión a las recomendaciones sanitarias.
Es responsabilidad de los actores del campo de la salud exigir a nuestros referentes inmediatos, a los directivos de los centros asistenciales y a los responsables sanitarios de las jurisdicciones, la aplicación de programas de prevención y contención articulados para proteger la salud mental de aquellos que día a día luchamos contra la enfermedad.
Viñeta clínica
Una mujer de 76 años que vive sola solicita una consulta telefónica. Ella está en estricto aislamiento personal debido a su enfermedad pulmonar obstructiva crónica severa. Tiene antecedentes de ansiedad y depresión leve y dice que no puede dejar de ver las noticias y está aterrorizada de contraer coronavirus y morir. Ella tiene un vecino que la ayuda con las compras esenciales y una hermana menor que vive en el extranjero. Anteriormente se había quejado de sentirse sola. Ella no tiene quejas de salud física agudas y está comiendo y bebiendo adecuadamente.
Introducción
Durante la pandemia de Covid-19, se han implementado medidas de distanciamiento social en muchos países para interrumpir la transmisión viral y retrasar la propagación de la infección. Estas medidas van desde la cuarentena obligatoria hasta el autoaislamiento voluntario y han tenido el costo de aislar socialmente a muchas personas, poniendo en riesgo su salud mental y emocional.
Las áreas clave de interacción social, conexión y apoyo se han visto afectadas por el cierre de bares, restaurantes, bibliotecas, instalaciones deportivas y centros comunitarios para personas mayores, además de la cancelación de eventos deportivos, bodas y funerales. La OMS y el gobierno del Reino Unido han publicado una guía sobre el manejo de los aspectos de salud mental de Covid-19.
Este artículo ofrece un enfoque para identificar y manejar a los adultos afectados por los efectos psicológicos del aislamiento social durante la pandemia de Covid-19, y para mitigar los efectos adversos del distanciamiento físico.
¿Cuáles son los impactos psicológicos del aislamiento social?
La evidencia de brotes infecciosos y pandemias previos demuestra los efectos nocivos para la salud mental y psicológicos del aislamiento social. Por ejemplo, después de la pandemia de influenza A (H1N1) de 2009 en los EE. UU., las puntuaciones de estrés postraumático fueron cuatro veces más altas en los niños en cuarentena que en los que no estaban en cuarentena, y el 28% de los padres en cuarentena informaron síntomas de trastornos de salud mental relacionados con el trauma en comparación con el 6% de los padres no están en cuarentena.
Después de la liberación de la cuarentena debido al SARS, muchas personas informaron que evitaron toser y estornudar (54%) y evitar lugares públicos (26%) y concurridos (21%) durante varias semanas.
La ansiedad, el bajo estado de ánimo, el estrés, el miedo, la frustración y el aburrimiento pueden ser precipitados por Covid-19 y sus consecuencias, incluida la restricción de movimiento, pérdida de conexiones sociales y empleo, pérdida de ingresos financieros, miedo al contagio o preocupación por la falta de acceso a necesidades básicas como medicamentos, alimentos o agua.
Estos síntomas pueden ser reacciones apropiadas a circunstancias extremas, pero pueden dificultar la capacidad de funcionamiento de los pacientes.
La soledad es una experiencia subjetiva desagradable y se refiere a la insatisfacción con la discrepancia entre las relaciones sociales esperadas y las reales de un individuo. Es una manifestación psicológica del aislamiento social, y se asocia con impactos adversos en la salud mental y física, incluida la muerte prematura a tasas comparables a la obesidad y el tabaquismo. Las personas con afecciones graves de salud física y mental subyacentes, las personas con desventajas socioeconómicas o las personas mayores tienen un mayor riesgo de soledad (recuadro 1).
Cómo acercarse a los pacientes
Los médicos de atención primaria están en una posición única para brindar apoyo psicológico y tratamiento durante la pandemia actual, ya que la continuidad de la atención se asocia con tasas de mortalidad más bajas y mejores resultados para los pacientes.
Los pacientes que luchan con los impactos del aislamiento social en la salud mental pueden presentarse por cualquier motivo y pueden o no informar abiertamente síntomas psicológicos angustiantes. Además, uno de cada cinco pacientes consulta a médicos generales por problemas principalmente sociales en lugar de médicos.
Si los pacientes no lo mencionan directamente, la decisión de a quién evaluar en busca de angustia psicológica que requiere intervención debe basarse en el juicio clínico, el conocimiento previo del paciente y los factores de riesgo individuales (recuadro 1).
Inicialmente, las preguntas abiertas pueden usarse para explorar problemas biopsicosociales: empeoramiento del sueño, el tiempo de uso de pantallas, el estado de ánimo o el aumento del uso de sustancias puede ser motivo de preocupación, lo que indica la posible necesidad de un examen adicional.
Aunque muchos pueden experimentar síntomas de salud mental durante la pandemia de Covid-19, las personas con factores de riesgo de daño psicológico significativo pueden experimentar síntomas más graves o debilitantes.
Detección de depresión y ansiedad
No existen herramientas de detección específicas para cubrir todos los impactos psicológicos y de salud mental de Covid-19. Las preguntas de detección como las del recuadro 2, ya se utilizan para evaluar la ansiedad y la depresión en la atención primaria. La evaluación adicional, incluida la evaluación del riesgo de suicidio, se guiará por las respuestas del paciente.
Detección de soledad
Los autores sugieren utilizar la Escala de Soledad de la UCLA rigurosamente probada para evaluar la soledad angustiante (recuadro 3), que se ha demostrado que es confiable cuando se completa mediante una consulta telefónica. Con el distanciamiento físico, muchos pacientes podrían obtener un puntaje de 6 o más en la escala.
¿Qué estrategias basadas en la evidencia existen para manejar el impacto psicológico de la pandemia de Covid-19?
Los pilares del tratamiento de salud mental siguen siendo los mismos que en el período previo a la pandemia. Los pacientes pueden necesitar tranquilidad, una red de seguridad adecuada y consejos de autocuidado (recuadro 4).
Las decisiones con respecto a las intervenciones de salud mental para los pacientes dependerán de la gravedad de los síntomas y los resultados del examen, las condiciones de salud mental preexistentes, los recursos sociales disponibles, los deseos del paciente y el riesgo estimado de resultados adversos para la salud. Se puede requerir asesoramiento especializado o derivación a servicios de salud mental.
El uso de la terapia cognitivo conductual (TCC) en línea está bien establecido y al menos es tan efectivo como la TCC presencial para muchas afecciones de salud mental, incluidas la ansiedad y la depresión. Los pacientes con síntomas graves o afecciones de salud mental preexistentes pueden necesitar derivación a servicios comunitarios de salud mental o atención secundaria a través de las vías de derivación habituales.
Dos estrategias adicionales basadas en la evidencia podrían reducir el daño psicológico durante la pandemia:
- Consultas remotas por teléfono o video.
- Prescripción social.
Uso de consultas telefónicas o de video remotas durante el aislamiento social
Hay pruebas sólidas de la aceptabilidad, seguridad y efectividad de las consultas por video en línea y por teléfono en entornos de atención médica para mejorar la salud mental.
En un estudio que evaluó la depresión en pacientes de edad avanzada de bajos ingresos, la terapia de resolución de problemas en línea fue tan efectiva como la terapia cara a cara, por ejemplo. Los pacientes con síntomas médicamente inexplicables experimentaron una reducción de los síntomas de ansiedad y depresión cuando la psicoterapia se administró a través de internet en comparación con el tratamiento cara a cara habitual.
- La consulta telefónica es una herramienta familiar que se ha utilizado ampliamente en la atención primaria durante décadas, pero está limitada por la falta de señales no verbales.
- Las consultas por video proporcionan presencia terapéutica e información visual adicional y pueden ser particularmente útiles para pacientes ansiosos.
También existe evidencia de que la videoconferencia para residentes de hogares de ancianos reduce los sentimientos subjetivos de soledad. Sin embargo, el uso efectivo de las consultas por video y otras tecnologías basadas en la web puede estar limitado en entornos rurales o de bajos recursos, en poblaciones con poca alfabetización en salud y en algunos adultos mayores.
Después de identificar a los pacientes, incluidos aquellos con ansiedad, depresión y soledad, las consultas por video se pueden utilizar tanto para la consulta inicial como para las sesiones terapéuticas posteriores (recuadro 5).
El papel de la prescripción social en una pandemia
La prescripción social es el uso de intervenciones no médicas como las artes, la actividad física u otra actividad comunitaria (por ejemplo, cantar en un coro, bailar, clases de ejercicio o clases de pintura) para abordar determinantes más amplios de la salud y mejorar el bienestar.
Varios estudios han demostrado que la prescripción social es un enfoque rentable que podría ayudar a prevenir una variedad de condiciones de salud física y mental.
Si bien Covid-19 impide las reuniones en persona, muchas actividades se han trasladado a plataformas digitales. El interés creciente en la prescripción social podría aprovecharse durante la pandemia actual para acelerar el reclutamiento de personal capacitado. El cuadro 6 describe cómo la prescripción social podría mitigar el impacto psicológico adverso del aislamiento social.
A pesar de su ubicuidad, solo uno de cada dos adultos mayores de 75 años usa internet.
Por lo tanto, se deben buscar métodos alternativos de participación para este grupo de personas. Una llamada telefónica podría establecer qué recursos están disponibles para el paciente, y donde las herramientas en línea no son accesibles, el médico o prescriptor social podría aconsejar al paciente sobre rutinas de ejercicio simples, recomendar programas de radio o televisión apropiados, o indicarles actividades de bienestar accesibles.
La actividad física es de particular importancia ya que hay beneficios para la salud física y mental. Los voluntarios de la comunidad pueden ayudar con la prescripción social, las compras, las conversaciones telefónicas regulares y las visitas domiciliarias mientras mantienen la debida distancia física. Dichos esquemas ya están operativos en ciertos países.
Bibliografía de Referencia
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- Observatorio de Psicología Social Aplicada Facultad de Psicología UBA
Estudio Nro 8. 70 días de Cuarentena. Salud Mental, Economía y Gestión Política